Territorios divididos y resurgencia de capital social dos casos de segregación étnica rural

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ISSN: 1982-6745
Editor Chefe: Rogério Leandro Lima da Silveira
Início Publicação: 30/06/1996
Periodicidade: Quadrimestral

Territorios divididos y resurgencia de capital social dos casos de segregación étnica rural

Ano: 2007 | Volume: 12 | Número: 1
Autores: John Durston
Autor Correspondente: John Durston | [email protected]

Palavras-chave: Capital social, segregação étnico rural

Resumos Cadastrados

Resumo Português:

La división de los territorios puede tomar diferentes formas. Uno de los más
comunes, sin embargo, es la segregación socio-espacial, particularmente en base a la
identidad étnica. Los conflictos entre pueblos, históricamente y actualmente, suelen
girar en torno al control de territorios y de su recursos naturales. Esta división social
de los territorios dificulta el proceso de generación y realización de un proyecto,
compartido entre actores sociales, de una sociedad local o regional futura. Pero, más
que eso, esta segregación territorial es la manifestación de una forma extrema de
exclusión y de injusticia social que obstaculiza cualquier proceso de formación de
actores sociales en igualdad, condición previa para tal proceso de concertación.
En Hispanoamérica, la historia de países y regiones está signada por la
conquista y subordinación de pueblos autóctonos y la ocupación de gran parte de sus
territorios por los colonizadores. En este trabajo, se analizará dos casos de estudio
locales en que los habitantes originales, primero el de los pueblos indígenas maya de
Guatemala y segundo de los mapuche de Chile, fueron segregados en territorios
divididos. Se verá la manera en que el rescate histórico de formas de capital social
propios de cada pueblo sirvieron para establecerles, por primera vez, como actores
sociales. En ambos casos, este proceso de creación y fortalecimiento de actores
sociales débiles involucró una de las dos formas básicas de capital social (Ostrom y
Ahn 2003): en el primero, principalmente el fomento de los vínculos interpersonales
por parte de promotores en terreno; y en el segundo, la oportunidad que
presentaron las nuevas normas institucionales a un movimiento social contencioso
(Tarrow 1998).