En este artículo, se presentará el concepto inédito de “unión hipostática creadora”, expuesto en la línea de la cristología del Concilio de Calcedonia. Esta noción se conforma a partir del desafío teológico supuesto por la antropología del Concilio Vaticano II y por la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, que contrastan tanto con la interpretación tradicional del pecado original, como con las bases de la teología escolástica. Se sostiene que el pecado original fue una crisis genética deliberadamente introducida en la biología evolutiva por criaturas sobrehumanas para separar el origen del hombre del acto de la Encarnación de Cristo. Así pues, al contrario de lo que afirma Tomás de Aquino, la unión de la naturaleza humana y de la divina en la persona del Hijo de Dios no es creada, sino que es creadora: la Encarnación iba a crear nuestra naturaleza humana como culminación del proceso de Hominización, finalmente frustrado por el pecado original hasta el evento de la Inmaculada Concepción.
