¿Para qué rememorar experiencias de violencia? ¿Por qué preguntamos los antropó-
logos por relatos de dolor? ¿Puede la etnografÃa ser una herramienta que aliente la
reconstrucción personal y colectiva en sociedades que vivieron eventos traumáticos?
¿Desde qué punto de vista se construye la memoria de eventos traumáticos y cómo se
inserta la narrativa de la memoria en juegos de poder y subordinación por una parte,
y contra hegemonÃa y autoafirmación por la otra? Estas preguntas son abordadas me-
diante el estudio de un grupo particular de indÃgenas y campesinos del suroccidente
colombiano que en el año 2001 sufrieron una masacre y, el posterior desplazamiento
forzado a manos de grupos paramilitares. En este artÃculo reconstruimos el uso de la
aproximación etnográfica para comprender de qué manera un grupo especÃfico de
personas afectadas por la masacre del Naya recuerdan lo sucedido, reconforman el
sentido de la vida e incorporan su memoria en la producción de nuevos referentes
cognitivo-emocionales. Mediante la rememoración no sólo condenan el uso de la
violencia, sino que identifican los sujetos detrás de las acciones y el entramado de
fuerzas que las hicieron posibles; al tiempo, abren nuevos horizontes de identidad.
Proponemos que la relación entre antropólogo y sujeto de estudio, por medio de los
testimonios de sufrimiento, establece un vÃnculo recÃproco socio-afectivo que se pro-
yecta en la acción social y ciudadana de unos y otros.